Los orígenes de esta hermandad se remontan a 1640, en el patio de los Naranjos de la Parroquia de Santa María de la Oliva, los molineros de la población, en aquella época conformados en gremios. Una talla de San Francisco de Padua bajo la insignia del Cristo de la Humildad y Paciencia, ubicada en un altar en uno de los pasillos del patio fue tomada como referencia para sacarla en procesión por las calles lebrijanas en la tarde del Miércoles Santo. A este altar se le construyó un arco, conformando así una capilla, donde dos años más tarde se ubicó la imagen del santísimo Cristo, adquirida por la hermandad.
En torno a la década de los años treinta en el siglo de la ilustración, se incorporó al cortejo procesional la Virgen de la Victoria, recibiendo rezos en el mismo altar, por lo que los hermanos decidieron construir otro en unos terrenos aledaños al patio. Además, se construyó nuevos retablos para las imágenes titulares de la corporación que desde siempre ha tenido su salida penitencial el Miércoles Santo. En el siglo XVIII, los hermanos que por otra parte podían ser enterrados en la capilla, donaban objetos u ofrecían partes de tierra, para que la hermandad las explotara, y sacar algunos beneficios. A finales de siglo, se trasladan las imágenes a la Capilla de los Vela, propósito conseguido tras quince años.
Al no poseer reglas, aunque sí estación penitencial, sus hermanos no podían participar de nazarenos en el cortejo procesional, cosa que si hacían con las hermandades lebrijanas a principios del Siglo XIX, como son la de los Dolores, Ecce-Homo y Castillo. En este periodo la hermandad progresó mucho, en cuanto a número de hermanos y a la contribución de estos a la causa religiosa, tomando cabeza visible la familia Alba, arraigada a esta hermandad desde sus comienzos hasta la actualidad.
A finales del Siglo XIX, se le hace una nueva saya a la Virgen de la Victoria, posesionando con ella durante los años siguientes y parte del siglo XX. Concretamente, esta misma imagen salía detrás del Cristo de la Humildad, el Miércoles Santo y el Viernes Santo con la Hermandad del Santo Sepulcro. En otra ocasión reciente (1959) acompañó a el Señor del Ecce-Homo por las calles de Lebrija al no poder realizar por circunstancias físicas la talla del Señor de la Humildad, que años más tarde fue cambiada.


En el año 2006 fue restaurada la capilla, tanto el techo como dependencias interiores, acabándose a principios de 2008. En el año 2007, por estas reformas la corporación realiza su salida de estación de penitencia desde el convento de San Francisco y entra en la Casa Hermandad de los Dolores.
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